jueves, junio 29, 2006

Días de lluvia

Por el momento los dos textos que he colgado son textos más o menos antiguos, textos del viejo baúl como me gusta llamarlos, y quienes ya me conocen desde hace tiempo sin duda los abran leído. Por esta razón, la corta historia que encontraréis a continuación está escrita más recientemente, impulsada por nuevos acontecimientos de mi vida. Más información sobre estos acontecimientos bajo el cuento.


Me asomo a la ventana y solo veo una translúcida cortina que se extiende desde el cielo. Tras ella, apenas si puedo apreciar la difusa figura de unos edificios alumbrados por las escasas ventanas que a estas elevadas horas filtran la luz de su interior. El viento agita el húmedo velo que cubre mi vista, abre por unos instantes una grieta en la incesante cascada, una simple abertura por la que consigo divisar la ventana que queda frente a mí.

Veo la tenue y rojiza luz que inunda tu cuarto, un resplandor discontinuo que lo inunda todo en una nube de misterio. Siento como la cera de tu lámpara de lava se eleva con forma de burbuja por el cristalino líquido. En la pared se reflejan todos los objetos que se cruzan en el camino del ardiente magma, todos menos tú.

La luz no se atreve a reflejarte, temerosa de no lograr plasmar tu perfecta figura en la escarlata sombra. Y yo... yo no me atrevo a mirarte fijamente, pues si sin mirarte directamente mi corazón queda prendado de ti, no quiero imaginar que sucederá cuando mi curiosidad sea saciada al posar mi vista en tu sobrenatural belleza.


SOBRE EL TEXTO

Como ya se me escapó al principio, este es un texto nuevo, más o menos influenciado por el entorno que actualmente me rodea. Para comenzar la lluvia que me está estropeando el principio del verano se hace ver claramente, pues mientras tenía que estudiar el sol me abrasaba literalmente, sin permitir que me concentrara en lo que tenía que estar, y ahora que ya he terminado los estudios me encuentro con unos días húmedos que me estropean planes y no me permiten hacer todo lo que desearía. La otra cosa que podemos ver claramente es la intervención de una persona en esta vida que me está haciendo feliz con su simple presencia; gracias Nerea.

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martes, junio 27, 2006

Cuestión de números

Ya que la mayoría hemos dejado atrás esos días de selectividad recientemente veo conveniente colgar este texto ahora. Un texto que como su título ya indica habla de números.


Uno, solo uno es el vencedor de cualquier competición, dos son los que le acompañan en el podio y tres las banderas que ondean tras ellos, el resto... esos solo son eso, el resto. Competimos sobre una cancha, un terreno de barro o un circuito de coches, nos entrenamos por ser el vencedor, por ser uno más en esta insulsa vida.

Día a día nos esforzamos como el que más para destacar por encima del resto como hacen los demás, no porque así lo queramos, más bien es porque otros lo desean. Y no, no me refiero a los padres, sino a quienes dictan que es necesario un cuatro para aprobar la selectividad o quien impone un cinco como nota mínima en cada asignatura para aprobar el curso.

Vivimos atados por unos grilletes numéricos que nos mantienen en uno u otro lado de esta sociedad; los poco apreciados insuficientes, los aceptables, los notables o los sobresalientes, y porqué no, los fuera de serie a los que les otorgan una matrícula. Estos son los grupos en los que nos vemos clasificados. Los que suspenden endurecerán sus manos con la ayuda del pico y la pala, al resto los veremos pelear día a día entre ellos en su afán por destacar.

Lo curioso de todo esto es que lo aceptamos sin poner ningún tipo de pega, nos dejamos etiquetar sin quejarnos cuando alguien nos pincha con el imperdible a la hora de colgarnos una etiqueta en la que diga " NOMBRE: Pepe, NOTA: 6 , OFICIO DESIGNADO: Camarero" u otra en la que pueda leerse "NOMBRE: Juan, NOTA: 10, OFICIO DESIGNADO: Ingeniero".

Permitimos que otros decidan nuestro futuro por nosotros cuando creemos que somos dueños de nuestro destino. Y puede que nos den la opción de escoger, pero nos piden enseñar un credencial en forma de siete antes de dejarnos trabajar durante ocho horas diarias. Asi que ya sabes, si tras estudiar un mínimo de nueve asignaturas anuales logras un diez de media, siéntete afortunado, pues a partir de ese momento tendrás una acreditación que te abrirá todas las puertas que te alejan de tu vida.



SOBRE EL TEXTO

Podréis pensar que este lo escribí tras haber recibido mis notas de selectividad, pero no es el caso. La inspiración del mismo me vino un mes antes de esas temidas fechas cuando la típica disputa sobre las notas se apoderó de los integrantes de mi clase. Vista esta situación, en la que algunos de mis compañeros comenzaban a escoger carreras según sus expectativas al finalizar el curso, me decidí a crear esto que acabáis de leer.

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domingo, junio 25, 2006

Recuerdos del ayer

He decidido trasladar mi blog de servidor, quitándolo así de mi ordenador y pudiendo con ello tenerlo colgado las 24 horas del día.
Comienzo este blog con el siguiente texto, he iré agregando nuevos textos cada dos días.


Coge su diario en las manos, pasando sus finas páginas, con cuidado, como si el simple roce de sus manos fuera a dejarlas rasgadas, agrietadas como el corazón que en su pecho se resigna a llorar sangre con cada latido de su ser. Se sienta, apoyando la espalda sobre la arrugada corteza de un roble que derrama las gotas del rocío solidarizándose con el llanto de su huésped. Dobla las rodillas, logrando la posición fetal de tiempos mejores.

Deposita los viejos recuerdos sobre sus piernas, comienza a revivir los buenos momentos que un día depositó en las ya marchitas páginas de su vida. Siente por enésima vez las caricias que su madre le regalaba, los rayos de sol que embellecían su tez cuando en su infancia jugaba con la arena en la playa. Se encuentra nuevamente en los primeros años de su adolescencia, con las manos de su pareja rodeando las suyas mientras se juraban amor eterno en el anochecer del día de hoy, junto a los palacios de arena que construyó en un verano por aquel entonces olvidado.

Vive los recuerdos del pasado, como hace cada día, escucha notas de un tiempo ya lejano, siente el amor que sus seres queridos le ofrecieron, y tras contarle a su fiel confidente lo hecho en el día de hoy, se deja caer por el precipicio que le espera a sus pies. Cae y cae, baja junto con el sol, sumergiéndose en las profundas aguas del mar. Mañana será otro día dedicado a recordar.


SOBRE EL TEXTO

Este texto lo escribí en una soporífera clase de filosofía mientras la profesora intentaba centrar la atención de la clase en sus comentarios sobre cierto autor, el nombre del cual prefiero no intentar recordar. Mientras la profesora hablaba a los agrietados muros de nuestra clase, mis compañeros charlaban vivamente, incluso algunos pocos barajaban unas cartas improvisadas en una clase anterior. En ese ambiente solo a mí se me ocurre escribir un texto en el que su protagonista se encuentre solo y tranquilo.

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