viernes, agosto 18, 2006

Vacaciones

Las vacaciones son algo tan simple que no me atrevo a definirlo, en muchos casos es estar todo el día en la camita, o pasar horas a remojo entre algas y salitre. Para ser sinceros durante estos tres meses he practicado mucho la primera y un poquito la segunda entre otras muchas, pero no he tenido unas vacaciones propiamente dichas, lo que es viajar y hacer un poquito de turismo. Y como tengo ganas de ello, he decidido aceptar la invitación de unos buenos amigos de Alicante para recorrerme esa ciudad que ellos describen como una mierda. Lo que ellos no saben es que con la simple visita al castillo, en el que prometo que me lo pasaré como un niño, yo me conformo siempre que ellos sean mis guías, es lo que tiene estar rodeado de amigos.


Estas vacaciones incluyen descansar del ordenador, nada de foros, nada de ogame, y claro está nada de blog, por lo que se puede deducir que no publicaré ningún texto durante estos días, a la vuelta prometo hacer algúno relacionado con mi estancia en esa ciudad.



martes, agosto 15, 2006

Encontronazo

Siguiendo el estilo de las últimas historias ...


Algún día tendrían que dar conmigo, no podían ser tan incompetentes, ya hace dos meses que los puse a dormir sobre ese cómodo lecho de piedra. Han pasado diez minutos desde que comenzaron a perseguirme, tengo que admitir que se ocultan muy bien entre el gentío, siempre se paran en el momento oportuno frente al puesto de hortalizas o ante el herrero, no cometen demasiados fallos, pero un hombre fornido frente a un pescadero rodeado de ancianas llama la atención por mucho que disimule. Creo que caminaré unos minutos más, al grandullón de rojo no le va a venir mal perder peso, además, si consigo salir del mercado antes de que se lancen sobre mí tendré más posibilidades de hacerles frente.

Por fin dejé atrás el último puesto de venta y estos tipos siguen persiguiéndome, supongo que era de esperar, son cinco en total, creo que ya es hora de darles su premio. Me giro y camino a su encuentro, no parecen muy sorprendidos ante mi cambio de rumbo, dos de ellos ya han desenvainado sus espadas sin preocuparles quien pueda verles y se aproximan con paso decidido hacia su fin. Sitúo la mano tras le hombro, acariciando la suave empuñadura de mi arma, estoy a apenas a cinco metros de ellos, dos afilados susurros se adueñan de la escena, seis objetos caen contra el suelo, dos produciendo un ruido metálico, los otros cuatro pertenecen a las cabezas y cuerpos de los guardias. Sus compañeros se paran en seco, dos de ellos corren despavoridos hacia la muchedumbre, el mastodonte blande un garrote que bien podía pertenecer a los cimientos de una casa próxima. No me queda otra, tendré que mandarle a hacer compañía a sus amigos, por desgracia su cabellera me queda muy alta. Baja el bastón con fuerza, no lo vuelve a levantar, reposa en el suelo junto a su mano, da un paso al frente sin poder evitar el contacto de mi fiel compañera sobre su pecho, cae de rodillas, pierde la cabeza.

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domingo, agosto 13, 2006

Libertad

Siguiendo un poco con el género del último texto os presento este, digamos que podemos enlazarlos de un modo u otro.


Ya tenía olvidados estos anocheceres a la intemperie, estos momentos de disfrute con la naturaleza. Lo que en mi infancia se me antojaba usual se ha transformado ahora en un placer divino. La húmeda roca de las mazmorras me privó de estas vistas, del efecto que el sol produce sobre los mahir en su descenso, los plateados árboles adoptan un tono cristalino por unos segundos, uno casi cree estar viendo a través de ellos.

Muchos tomarían con gusto mi lugar sin pensárselo demasiado, no hay gran cosa que plantearse, a pocos mortales se les ha permitido pisar la tierra sobre la que me encuentro tumbado, y ninguno ha podido disfrutarla tras una gélida estancia en Tristal. Nadie puede imaginar los sentimientos que recorren mi cuerpo en estos momentos, son mayores incluso que los escalofríos de excitación que pasearon por mi ser la primera vez.

Un rayo de luz se posa sobre mi cara, ya ha amanecido, me levanto de un salto, alguien ha estado aquí mientras dormía, sus pisadas permanecen marcadas sobre la hierva. Junto a mi ha dejado un alargado fardo, no me cabe duda de que es, lo abro con cuidado, la espada se encuentra dentro de su funda, me la ajusto a la espalda y con un ligero movimiento de mi brazo la hago silbar sobre mi cabeza, la dejo descansar.

- Gracias mi señora.

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viernes, agosto 11, 2006

Unicornio


Tras una tarde de aburrimiento me ha dado por escribir, y he decidido cambiar un poco de temática oriéntando este corto relato a la rama de la fantasía.


Me despierto cada amanecer con el apenas si perceptible ruido que sus ligeros cascos producen sobre la húmeda hierba, disfruto de cada uno de sus movimientos arropado tras los matorrales. Me oculto de él como el niño que espía una conversación de adultos tras la puerta, excitado, avergonzado, temeroso de ser descubierto. Su deslumbrante pelaje de un color indescriptible ilumina el pequeño claro que se mantiene escondido del adormilado sol.

Trota de un lado a otro de la verde pista sin un patrón fijo, al menos sin uno que mi vaga perceptibilidad humana pueda apreciar, sus patas se humedecen al contacto del fresco rocío. El viento imita sus movimientos, lo sigue de norte a sur, de este a oeste, siempre a su favor, nunca en su contra, se siente dominado por la majestuosidad del ser al que rodea. Yo mismo me siento hipnotizado por su cuerno, un asta con forma de espiral, plateado como la espada que descansa a mi espalda.

El gran rey comienza a iluminar las copas de los árboles con su cálida luz, la criatura pronto desaparecerá, galopará hasta lo más profundo del bosque, ocultará su belleza de las impuras miradas de los seres que pueblan esta tierra, mañana me hará madrugar.

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miércoles, agosto 09, 2006

Un viejo texto

Ya ha pasado mucho desde que compartí con vosotros uno de esos textos que guardo celosamente en el baúl delos recuerdos. Este fue uno de los primeros que escribí, ruego se me perdone su simpleza, pero nadie nace sabiendo.


Son en estos momentos, en los que en silencio resido, cuando me dedico a pensar, cuando centro mi atención en recordar, en dibujar aquellos instantes que pude moldear pero que deje pasar. Ahora, que estoy solo y puedo dejar a mis pensamientos volar, me arrepiento de no haber sido capaz de actuar y de haber dejado al momento escapar, de haberlo visto escurrirse entre mis manos como el agua de la lluvia en los calurosos días de verano.

Se que no lo debí hacer, que debería de haber asido a mis pensamientos con fuerza y no haberlos dejado marchar, que los tendría que haber atado a mi y haber seguido sus pasos como lo dictaban. Y ahora... ya es tarde, el sol que alto permanecía aquella tarde se fue a acostar sumergiendo el mundo en la oscuridad.

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lunes, agosto 07, 2006

Espera

Ya regresé de mi corto viaje, en el cual por suerte si dispuse de una toma de corriente decente, no así de una conexión a internet. Y como lo prometido es deuda, hoy lunes cuelgo este pequeño texto.


La espera sentado sobre el rojo sillón de la recepción, mantiene su mirada fija en la puerta que se abre con el vaivén de los huéspedes. Un señor mayor de grisáceos cabellos le saluda llevándose la mano a la boina, por pura cortesía le responde con un vago movimiento de la mano antes de devolverla al mullido apoyabrazos. Se levanta de un rápido movimiento, como si de su cómodo asiento hubiesen brotado punzantes púas. Camina rítmicamente por la estancia, recorre cada palmo de la alfombra con cortos y ligeros pasos al son de una música inaudible que le retumba en la cabeza.

Un elegante camarero le ofrece un baso, él lo toma de la bandeja y le da las gracias, los dos minutos de espera se le han antojado horas, ella sigue sin llegar. Mueve ligeramente el recipiente con circulares movimientos al tiempo que observa los hielos deslizándose de un lado a otro del amarillento lago. Toma un poco del licor en su boca y lo retiene, siente como el alcohol quema su lengua, traga el translúcido líquido suavemente, sintiendo como traza un camino a lo largo de su garganta. Regresa despacio a su asiento dando la espalda a la entrada por primera vez en la última media hora, se gira mientras deja caer su cuerpo pesadamente. Tras observar detenidamente la puerta durante unos largos segundos, baja su mirada hasta el grueso cristal que reposa entre sus temblorosas piernas, se pierde junto con los icebergs que se van fundiendo al contacto del líquido, ella no ha aparecido aun.

Una mano cae suavemente sobre uno de sus hombros, sale de su ensimismamiento, levanta la cabeza, unos ojos azules le devuelven la mirada, observa los blancos cabellos balanceándose de izquierda a derecha junto con el oscilar de la cabeza de su inesperado acompañante. Ha pasado otro día más y ella sigue sin regresar.

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jueves, agosto 03, 2006

Prevacaciones

Me marcho unos días a un pueblo perdido de la mano de dios donde me temo que no tendré conexión a internet, ya me temo el no tener siquiera una conexión eléctrica para mi portátil... Por lo tanto supongo que no podré compartir nada con vosotros hasta el lunes a la noche. Eso sí, el ambiente aburrido de la aldea en la que me dispongo a sumergirme dejará mucho tiempo libre a mis dedos para correr una maratón sobre el teclado.



Deporte de riesgo

Con mis textos de todos los días muchos pueden pensar que soy un tipo serio que no saborea ni de lejos el humor... Y aunque no suelo ser el alma de la fiesta creo conveniente invitaros a leer mi primer monólogo. Espero que no sea el último.


Quién diga que nunca ha realizado un deporte de riesgo hoy en día es porque o no ha salido de casa en su vida, o porque vive en un pueblo en el que la comunicación por humo está en auge.

Si no me creen intenten atravesar siquiera dos calles de una gran ciudad sin derramar ni una gota de sudor. Es imposible,¿ acaso ustedes creen que en los anuncios de desodorantes aparecen personas corriendo porque son deportistas de élite? ¡Pues no! Simplemente nos muestran acciones cotidianas.

Seguramente muchos recordaréis ese anuncio en el que una chica corre sin cesar para demostrarnos que su piel no se moja para nada, lo que nosotros no vemos en el mismo es el autobús al que perseguía para llegar al trabajo. Y qué vamos a decir del anuncio en el que a una mujer la conectan a una maquina de la verdad que elude gracias a que sus manos no sueltan ni gota. Está claro que frente a ella se encontraba su marido interrogándola sobre la eficiente dieta a la que se había visto sometida su tarjeta de crédito.

En esa misma travesía a lo largo de dos calles de cualquier ciudad, asegúrese de llevar el calzado apropiado, nunca se sabe a cuantas ancianas va a tener que esquivar uno con el cuidado suficiente de no rozarlas siquiera, de no lograrlo mas le vale haber entrenado a sus oídos en las más altas técnicas de sordera repentina. Unos zapatos deportivos no solo nos serán de utilidad frente a los más veteranos, también nos ayudarán a atrapar al escurridizo transporte público, cuántas veces me habré visto en una maratón por la ciudad en la que el autobús siempre me ha ganado. Que quede claro que él juega con ventaja en estas carreras, mientras que él dispone de un carril para su uso particular, yo tengo que esquivar ancianas, rodear las obras de una avenida y saltar vallas entre otras muchas cosas.

Por favor... revisen su calzado antes de salir de casa.

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martes, agosto 01, 2006

Ninfa del lago

Puesto que hace un tiempo que rompí mi promesa de un texto cada dos días por motivos que ya he explicado, he decidido abrir al público una poesía que escribí hace ya un tiempo pero que pocos han leído. Espero sea de vuestro agrado.




Mujer de bello rostro eres,
igualado solo por tu reflejo
reflejo no sobre el espejo
sino sobre la superficie de un lago,
lago de sentimientos eternos.

Por tu belleza es todo ignorado,
en el agua creas un eclipse,
eclipse de tus ojos sobre el sol,
sol que deja paso a media luna,
luna que es tu sonrisa dibujada.

Tu cuerpo es jarrón bien moldeado
de frágiles y sinuosas curvas,
curvas que se confunden con las ondas
ondas que se propagan como un virus
virus de sentimientos no controlados

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