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Recuerdos del ayer

He decidido trasladar mi blog de servidor, quitándolo así de mi ordenador y pudiendo con ello tenerlo colgado las 24 horas del día.
Comienzo este blog con el siguiente texto, he iré agregando nuevos textos cada dos días.


Coge su diario en las manos, pasando sus finas páginas, con cuidado, como si el simple roce de sus manos fuera a dejarlas rasgadas, agrietadas como el corazón que en su pecho se resigna a llorar sangre con cada latido de su ser. Se sienta, apoyando la espalda sobre la arrugada corteza de un roble que derrama las gotas del rocío solidarizándose con el llanto de su huésped. Dobla las rodillas, logrando la posición fetal de tiempos mejores.

Deposita los viejos recuerdos sobre sus piernas, comienza a revivir los buenos momentos que un día depositó en las ya marchitas páginas de su vida. Siente por enésima vez las caricias que su madre le regalaba, los rayos de sol que embellecían su tez cuando en su infancia jugaba con la arena en la playa. Se encuentra nuevamente en los primeros años de su adolescencia, con las manos de su pareja rodeando las suyas mientras se juraban amor eterno en el anochecer del día de hoy, junto a los palacios de arena que construyó en un verano por aquel entonces olvidado.

Vive los recuerdos del pasado, como hace cada día, escucha notas de un tiempo ya lejano, siente el amor que sus seres queridos le ofrecieron, y tras contarle a su fiel confidente lo hecho en el día de hoy, se deja caer por el precipicio que le espera a sus pies. Cae y cae, baja junto con el sol, sumergiéndose en las profundas aguas del mar. Mañana será otro día dedicado a recordar.


SOBRE EL TEXTO

Este texto lo escribí en una soporífera clase de filosofía mientras la profesora intentaba centrar la atención de la clase en sus comentarios sobre cierto autor, el nombre del cual prefiero no intentar recordar. Mientras la profesora hablaba a los agrietados muros de nuestra clase, mis compañeros charlaban vivamente, incluso algunos pocos barajaban unas cartas improvisadas en una clase anterior. En ese ambiente solo a mí se me ocurre escribir un texto en el que su protagonista se encuentre solo y tranquilo.

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