Perezoso despertar
La locura que se trae el clima actualmente me ha inspirado para crear un texto como el que presento a continuación.
Me despierto temprano y al mirar por la ventana nadie me saluda, nadie excepto los primeros rayos del sol que se levantan perezosamente de su ondulante lecho dispersando el rocío que inunda los cristales. El frío es dueño de la calle en esta primavera que se niega a perecer, mi armadura para afrontar la situación bufanda, guantes y gabardina.
Camino lentamente por le centro de una ciudad que otros años ya estaba cubierta de reseca sangre, pero hoy muestra su cara más sonriente a la vida. Desafía a todos con su resplandeciente traje verde, como si tuviese la esperanza de acompañarme eternamente durante mis paseos matutinos.
Al girar en la misma calle que ayer un olor familiar se eleva por encima de la contaminación que los primeros vehículos vierten. El aroma a frutos secos asados me devuelve a la realidad, me saca de ese mundo de animación en el que me encontraba y me recuerda que le otoño ha llegado más sigiloso que nunca.
Me despierto temprano y al mirar por la ventana nadie me saluda, nadie excepto los primeros rayos del sol que se levantan perezosamente de su ondulante lecho dispersando el rocío que inunda los cristales. El frío es dueño de la calle en esta primavera que se niega a perecer, mi armadura para afrontar la situación bufanda, guantes y gabardina.Camino lentamente por le centro de una ciudad que otros años ya estaba cubierta de reseca sangre, pero hoy muestra su cara más sonriente a la vida. Desafía a todos con su resplandeciente traje verde, como si tuviese la esperanza de acompañarme eternamente durante mis paseos matutinos.
Al girar en la misma calle que ayer un olor familiar se eleva por encima de la contaminación que los primeros vehículos vierten. El aroma a frutos secos asados me devuelve a la realidad, me saca de ese mundo de animación en el que me encontraba y me recuerda que le otoño ha llegado más sigiloso que nunca.
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