Día soleado
Creo que a muy pocos les puede extrañar un texto como este en esta época del año, pues solo entonces solemos plantearnos asuntos como el que describo en el mismo.
El ardiente sol nos observa minuciosamente desde su trono, su llameante corona dorada es el calor de nuestro marchito planeta, sus brillantes manos imparten la clara ley de la luz. Todos vivimos a su merced, esperándolo cada día para que haga florecer nuestras rosas y acompañarnos con su grata visita. Pese a esa necesidad, la espera pasa inadvertida, no nos damos cuenta de que lo aguardamos, es algo tan sumamente normal como levantarse cada mañana o caminar hacia la cocina para prepararnos el desayuno.
Su impasible mirada es la máscara que oculta su risa, una sonrisa creada por la ignorancia del hombre que vive feliz con la falsa bondad de nuestro rey. Sus macabros planes no son sino un castigo por un mal cuidado de lo que él nos ha otorgado, un encarcelamiento sin barrotes que nos retengan, una simple prisión sin paredes. Nos hemos condenado sin ser conscientes de ello, en el día de hoy no hacemos más que sentir levemente lo que se nos ha deparado. Nuestro monarca no ha comenzado siquiera a reclamar los bochornosos impuestos atrasados en forma de calor sofocante.
SOBRE EL TEXTO
me encontraba pensando que escribir para publicar hoy en el blog, pues no me apetecía usar uno de mis viejos textos, y visto el calor que sufrimos últimamente no he visto la posibilidad de escribir sobre otro tema.
El ardiente sol nos observa minuciosamente desde su trono, su llameante corona dorada es el calor de nuestro marchito planeta, sus brillantes manos imparten la clara ley de la luz. Todos vivimos a su merced, esperándolo cada día para que haga florecer nuestras rosas y acompañarnos con su grata visita. Pese a esa necesidad, la espera pasa inadvertida, no nos damos cuenta de que lo aguardamos, es algo tan sumamente normal como levantarse cada mañana o caminar hacia la cocina para prepararnos el desayuno.Su impasible mirada es la máscara que oculta su risa, una sonrisa creada por la ignorancia del hombre que vive feliz con la falsa bondad de nuestro rey. Sus macabros planes no son sino un castigo por un mal cuidado de lo que él nos ha otorgado, un encarcelamiento sin barrotes que nos retengan, una simple prisión sin paredes. Nos hemos condenado sin ser conscientes de ello, en el día de hoy no hacemos más que sentir levemente lo que se nos ha deparado. Nuestro monarca no ha comenzado siquiera a reclamar los bochornosos impuestos atrasados en forma de calor sofocante.
SOBRE EL TEXTO
me encontraba pensando que escribir para publicar hoy en el blog, pues no me apetecía usar uno de mis viejos textos, y visto el calor que sufrimos últimamente no he visto la posibilidad de escribir sobre otro tema.
Etiquetas: Textos
